Entendiendo la perspectiva de ellos
Somos una familia mixta – mis hijos se convirtieron en hijos de mi cónyuge, ya que tuve hijos y nietos antes de nuestro matrimonio.
Mi hijo fue un niño de lo más hermoso. Siempre estaba alegre y curioso. Estuvo siempre muy interesado en la ciencia y la biología, y amaba toda clase de deportes. Le encantaba saber el porqué de las cosas. Pero su comportamiento cambió por completo alrededor de los 11 años cuando no fue aceptado en el equipo de baloncesto. El entrenador le dijo que él era muy pequeño como para ser eficaz y que no tenía futuro en los deportes. Eso lo cambió para siempre. Se enfadó y mantuvo esa actitud de enojo a partir de ese momento.
Después de un divorcio él se sintió excluido y no estaba seguro de sí mismo. No importa cuánto apoyo se le dió nunca fue suficiente. Su inteligencia y su don para tratar con la gente le fueron útiles cuando cambió de escuela; sin embargo, algunos de sus amigos lo condujeron a la marihuana. Eso comenzó su camino a la adicción. La usó por años.
Para cuando tenía 20 años, él ya estaba usando una variedad de diferentes drogas desde analgésicos opioides hasta medicamentos para la depresión, todo lo compró en la calle. Luego, a sus 28 años tuvo un accidente y los doctores le recetaron analgésicos opioides que lo llevaron a una adicción total a los opioides. Se desintoxicó una y otra vez a través de los años, pero esto nunca duraba. De ahí pasó al fentanilo. Todo llegó a un punto crítico cuando perdió su trabajo, y fue arrestado y acusado de tres delitos graves.
Yo traté de hablar con él y hacerlo responsable de sus actos, pero nada de lo que dijera importaba. Él era más inteligente que todos los demás. Él sabía cómo ser un adicto. Él fue bueno en eso. No aceptaba nada más hasta que tuvo que enfrentarse a la desintoxicación en la cárcel. Ahí fue cuando tomó la decisión de que necesitaba rehabilitación (sigue en recuperación hasta el día de hoy).
Mi amiga me pidió que co-facilitara una reunión PAL. Inmediatamente acepté. Había estado orando durante dos semanas para encontrar una vía para ayudar a otra persona que estuviese experimentando las mismas cosas que yo estaba pasando. Ella le había estado pidiendo a Dios que alguien la ayudara a facilitar – ¡Él respondió a nuestras oraciones!
Saber que nunca me iba a sentir sola en esta batalla es lo que más aprecio de PAL. Saber que cuento con las herramientas para enfrentar lo que venga en mi camino es mi segundo aspecto favorito de este programa. Aprender las 3 C, ‘’yo no lo causee, no lo puedo controlar y no lo puedo curar’’ ha hecho la diferencia en mi habilidad para ayudar a mi hijo de manera exitosa en su recuperación. Ahora entiendo más acerca de su forma de pensar y como puedo hablarle de una manera en la que él pueda entenderme y aceptarme.
He estado facilitando reuniones PAL por algún tiempo y ha sido una experiencia maravillosa. Como madre estoy aprendiendo tanto como comparto con otros padres. Esto también ha cambiado mi relación con Dios. Soy mucho más dependiente de mi fe que nunca. Mi familia y yo oramos para que nuestra historia ayude a alguien más a continuar o a encontrar un programa PAL que le asista en su camino como ser querido de alguien con un trastorno por uso de sustancias.
– Una mamá PAL
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